En el caso de la primera, la susceptibilidad magnética responde a la magnetización de un material por un campo magnético, el terrestre. Mientras que la magnetización remanente es la que permanece en los materiales después de su formación, la forma más habitual de remanencia es el calentamiento por encima del punto de Curie y que consiste en la medición de la susceptibilidad magnética relativa del subsuelo a través de la diferencia con los sensores.
A diferencia del georradar, esta técnica no muestra información tomográfica en profundidad, de manera que la imagen o imágenes obtenidas constituyen una planta resumen de los datos del subsuelo hasta -1’5 m, aproximadamente, denominado magnetograma.
En la orilla de la laguna se han documentado un total de 36 túmulos mediante prospección superficial, una serie de estructuras de planta circular y rectangular, así como abundante material cerámico mayormente ibérico. La prospección magnética combinada con las curvas de nivel de la ortofotografía aérea permite aislar una serie de anomalías magnéticas que podrían corresponder con la identificación de elementos arqueológicos atribuibles a estructuras tumulares, coincidentes con los datos de la prospección a pie. Esta hipótesis solo se podría contrastar mediante una excavación arqueológica.