Al poco tiempo, la Universidad Autónoma de Madrid, a través de los profesores Nieto y Sánchez Meseguer, abordó la excavación de un asentamiento en altura, La Encantada (Granátula de Calatrava, Ciudad Real), que fue seguida por la intervención en la Motilla de El Retamar (Argamasilla de Alba).
A la vez se comenzó a trabajar en la zona oriental de La Mancha, donde Martín Morales excavó en la primera mitad de los ochenta, entre 1980 y 1986, la Morra del Quintanar (Munera, Albacete) y, en la segunda mitad de aquella década, entre 1985 y 1989, la motilla del Acequión (Albacete), junto con Fernández Miranda, Fernández Posse y Gilman. Su programa de investigación perseguía dos objetivos fundamentales: por un lado, averiguar si existía una jerarquización entre los yacimientos de la Edad del Bronce de Albacete mediante la identificación de centros que hubieran sido posibles centros económicos o políticos y, por otra parte, establecer si los yacimientos estaban funcionalmente diferenciados en relación con los recursos.
Para alcanzar estos fines resultaba evidente la necesidad de localizar todos los asentamientos de la época, a la vez que conocer las características más relevantes de alguno de esos yacimientos. Para ello se acometió una prospección sistemática en el norte de Albacete y la Tierra de Alcaraz, además de un estudio sistemático mediante fotografía aérea de la zona analizada. Gracias a los trabajos de prospección de este equipo fueron dados a conocer, al norte de la provincia de Albacete, un considerable número de asentamientos de la Edad del Bronce desconocidos hasta el momento (más de 250). A la vez se excavó un yacimiento relevante, situado aproximadamente en el centro de la zona estudiada: El Acequión.